Hace unas semanas dos titulares compartieron la cartelera de la actualidad. El lehendakari Urkullu cifró el horizonte político de Euskadi en la nación foral. A la par, en una sección distinta, conocimos el dato de que habían construido un hospital en Lepe, al cual no se podía llegar. La obra estaba acabada, pero sin carretera de acceso ni acometida de electricidad.
Al hilo de los altibajos del ‘procés catalá’, euforias, desánimos, parones, acelerones y demás sobresaltos, Josep Ramoneda (Independencia y antinacionalismo) comentaba la doble vara de medir con que se interpretan los fundamentos del independentismo. Citaba: “Ramón Vargas Machuca (…) atribuía el “disparate” en que estamos metidos, a una conciencia nacional escindida y vergonzante que los españoles arrastramos desde el final de la experiencia colonial”.
Estatu bat defendatu zuten gazteluak ziren. Egun, ez dira ezer; oroitzapen guneak, legenda baten lekuko isilak. Bada fantasia kontua dela esango duenik ere. Paisaia baten ondarea, porrotarena. Inbasioa, gailendutako defentsa, sarraskia. Gure historiaren kapitulu tristea. Leku hauetako askotan ez dira harriak ere gelditzen, elizak eraikitzeko ebatsiak izan baitziren. Hala ere, kokapenaren balioa badaukate, izan ere, mapa batean markatze hutsarekin lurraldearen defentsarako eta erresistentziarako borondatea islatzen dute. Eskoletan ekiditen den historiaren lekuko argiak dira.
Eran castillos que defendieron un Estado. Ahora no son nada; simple recuerdo, leyenda. Alguien dirá que fantasía. Formaban parte de un paisaje de ruinas, de derrota. Invasión, defensa vencida, derribo. Un capítulo triste de nuestra historia. En muchos lugares no quedan ni las piedras, robadas para levantar iglesias. Aún así tenían el valor de su posición, inesperada, porque al señalarlos en el mapa sugerían líneas de defensa, territorio, voluntad de resistencia. Testimonio de una historia que se escamotea en las escuelas.
…Genocidio no significa necesariamente la destrucción inmediata de una nación, excepto cuando se realiza mediante el asesinato en masa de todos los miembros de una nación. Su objetivo es más bien expresar un plan coordinado compuesto por diferentes acciones destinadas a destruir los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales con el objetivo de aniquilar estos grupos. Los objetivos de dicho plan serían la desintegración de las instituciones políticas y sociales, de la cultura, el lenguaje, los sentimientos nacionales, la religión y la existencia económica de grupos nacionales, y la destrucción de la seguridad personal, la libertad, la salud, la dignidad e incluso la vida de las personas pertenecientes a estos grupos.
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